La IA beneficia su programa de cumplimiento normativo

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La inteligencia artificial (IA) es una tecnología transformadora que ha cautivado a industrias de todo el mundo y ha llegado para quedarse. Definida como un sistema diseñado para funcionar con un cierto nivel de autonomía, la IA beneficia su programa de cumplimiento normativo y utiliza el aprendizaje automático y enfoques basados en la lógica para alcanzar objetivos definidos por el ser humano. A diferencia de la informática tradicional, que sigue instrucciones de programación explícitas, la IA infiere nuevos datos y se adapta a ellos, produciendo resultados como contenidos, predicciones, recomendaciones o decisiones que influyen en su entorno.

Una de las diferencias fundamentales entre la IA y la informática tradicional reside en la capacidad de la IA para inferir a partir de datos en lugar de seguir un código predeterminado. La informática tradicional funciona con un conjunto rígido de instrucciones, mientras que los sistemas de IA se entrenan con grandes cantidades de datos, lo que les permite adaptarse, aprender y mejorar con el tiempo. Esta capacidad de inferencia hace que la IA sea poderosa, pero también introduce una capa de complejidad e imprevisibilidad.

Algunas consideraciones sobre la IA y los riesgos para terceros

Sin embargo, esta complejidad conlleva riesgos específicos, sobre todo en lo que respecta a las vulnerabilidades de terceros y de la cadena de suministro. Los sistemas de IA a menudo se basan en grandes conjuntos de datos que pueden extraerse de la web, limpiarse y procesarse manualmente. Este proceso requiere mucha mano de obra y conlleva importantes costes humanos y medioambientales. La producción de modelos de IA consume mucha energía y recursos, y utiliza minerales como el cobalto y el níquel. Además, las cadenas de suministro que crean estos modelos suelen ser opacas, lo que suscita preocupación por las prácticas medioambientales, legales y laborales. Esta capacidad de inferencia hace que la IA sea potente, pero también introduce una capa de complejidad e imprevisibilidad.

Una vez desarrollado un modelo de IA, puede venderse a un proveedor o distribuidor, que lo integrará en diversos productos de software. Esta integración puede introducir sesgos y entradas y salidas inseguras. Por ejemplo, los datos sensibles desde el punto de vista comercial o la información personal introducida en el sistema podrían utilizarse sin derechos claros, lo que podría dar lugar a violaciones de la privacidad de los datos y de la propiedad intelectual. La necesidad de una mayor transparencia en la forma en que se utilizan y transfieren los datos a través de las diferentes capas de la cadena de suministro agrava estos riesgos.

Además, la IA afecta significativamente a los informes ESG (medioambientales, sociales y de gobernanza). Los sistemas de IA utilizados para informar sobre la huella social y de carbono pueden basarse en productos procedentes de cadenas de suministro opacas, lo que complica la exactitud y fiabilidad de estos informes. Comprender y gestionar estos riesgos es crucial para que las organizaciones garanticen el cumplimiento y mantengan la confianza.

Gestionar los riesgos de la IA para cumplir la normativa

La gestión de los riesgos en el cumplimiento de la normativa implica varios pasos. Las organizaciones deben identificar y comprender sus sistemas de IA, incluidas las actualizaciones de software recientes. Esta comprensión se extiende a los datos que manejan estos sistemas y a las medidas de seguridad para protegerlos. Es esencial aplicar prácticas estándar de gestión de riesgos y asegurarse de que el consejo de administración esté consciente de estas prácticas. Además, contar con una política clara en materia de IA, ya sea independiente o integrada en las políticas de TI y de protección de datos, ayuda a los empleados a comprender y mitigar los riesgos. La transparencia en la cadena de suministro y la concienciación entre el equipo de protección de datos son también componentes críticos de una gestión eficaz del riesgo.

La IA se ha convertido en un nuevo pilar de la gobernanza, el riesgo y el cumplimiento (GRC), lo que introduce complejidades, especialmente en las cadenas de suministro. La próxima Ley de IA en la Unión Europea tiene como objetivo proporcionar un marco normativo para ayudar a las organizaciones a navegar por estos requisitos intrincados y fluidos. Esta ley y otras normativas como las leyes de derechos de autor, las directivas de ciberseguridad y las directivas de sostenibilidad social corporativa conforman el panorama normativo en Europa.

Además, la IA puede desempeñar un papel fundamental en la mejora del cumplimiento de la normativa. Puede ayudar en la gestión de riesgos de terceros, la elaboración de informes para los consejos de administración, el mapeo de sistemas y la identificación de amenazas a la ciberseguridad. Al aprovechar la IA, las organizaciones pueden agilizar estos procesos, garantizando evaluaciones de riesgos más precisas y oportunas. Comprender y gestionar los riesgos de las asociaciones externas es crucial a medida que las tecnologías de IA se integran más en las operaciones empresariales. Esto implica ganar visibilidad en la cadena de suministro, respetar los derechos laborales y mantener canales de comunicación claros.

La Ley de Inteligencia Artificial de la UE representa un paso importante en la creación de un marco normativo completo para la inteligencia artificial. Esta legislación funciona principalmente como una normativa de seguridad de los productos para la IA, centrándose en la gestión de los riesgos operativos y de aplicación, al tiempo que promueve la innovación.

A diferencia de estar centrada en los derechos fundamentales, la ley clasifica los sistemas de IA desde la perspectiva del usuario final en diferentes niveles de riesgo, determinando los requisitos en función del riesgo asociado. Este enfoque por niveles ayuda a equilibrar la seguridad y la innovación, garantizando la protección tanto de los consumidores como de las empresas.

Además de su objetivo principal, la ley complementa la normativa existente para formar un marco equilibrado que salvaguarde a consumidores y empresas. También permite a los usuarios de productos de IA verificar su cumplimiento de las normas éticas, reforzando aún más la confianza y fiabilidad en las tecnologías de IA.

En general, la IA ofrece un inmenso potencial, pero plantea riesgos únicos, sobre todo en el caso de las cadenas de suministro, las terceras partes y la gestión de datos. Mediante la comprensión de estos riesgos y la aplicación de sólidas estrategias de cumplimiento normativo, las organizaciones pueden aprovechar el poder de la IA y, al mismo tiempo, protegerse de los posibles obstáculos.

Fuente de la publicación: NAVEX.

Recuperado de https://www.navex.com/en-us/blog/article/grc-latest-news-ai-benefits-your-compliance-program/ (Traducido por ICR).